El cambio climático es global, por lo que no importa dónde se emitan o ahorren las emisiones de CO2, al final lo decisivo es la suma de los gases de efecto invernadero. En Alemania, la reducción o compensación del CO2 es muy cara, mientras que en los países emergentes y en desarrollo la compensación es más barata. Por ello, el Protocolo de Kioto, vinculante según el derecho internacional, estipula que los llamados proyectos de protección del clima que evitan o almacenan las emisiones de gases de efecto invernadero deben realizarse allí donde sean más económicos. Por ello, hay muchos proyectos en los países emergentes y en desarrollo, ya que el potencial de ahorro de las nuevas tecnologías sigue siendo muy alto en estos países y pueden utilizarse de forma mucho más rentable. Además, las condiciones para las instalaciones de energías renovables (solar, eólica, hidráulica y biomasa) suelen ser mucho más favorables allí. Además, los proyectos en países emergentes y en desarrollo contribuyen a mejorar la situación económica, social y ecológica y apoyan la realización de los objetivos de sostenibilidad de las Naciones Unidas. Para los países emergentes y en desarrollo, el comercio de derechos de emisión es un motor esencial para la transferencia de tecnologías limpias y el desarrollo económico orientado a la sostenibilidad.